jueves, 13 de diciembre de 2018

Informe sobre una problemática de la realidad educativa

Unidad Curricular: Trayecto Formativo Personalizado - 4ª Parte
Profesor: Hernán Rodríguez

La (des)motivación en la escuela

Introducción

Este informe fue realizado por alumnos del Profesorado de Educación Primaria de la UCA dirigido a los miembros de la comunidad educativa del Colegio Michael Ham, Gaspar Campos 517, Vicente López, Buenos Aires. Es un colegio católico pasionista argentino. Su proyecto educativo apunta a la formación integral de los alumnos, basándose en el desarrollo de cuatro áreas: académica (bilingüe), pastoral, deportiva y artística, ubicando a los alumnos de forma activa en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje.
El colegio fue fundado en 1923 cuando el matrimonio de Michael Ham y Ana María Lynch dona a las Hermanas de la Santa Cruz y Pasión de Nuestro Señor Jesucristo su residencia en Vicente López, Buenos Aires, para la creación de una institución educativa, religiosa y bilingüe.
La población en la institución es de clase social alta. Será llevada a cabo en el nivel primario.
El propósito es concientizar en el tema de la desmotivación escolar, conocer sus causas y sus características, para hacernos responsables como miembros de una comunidad educativa y saber cómo hacer para motivar a los alumnos a seguir aprendiendo siendo protagonistas de su propio aprendizaje.


Justificación

Creemos que la desmotivación en los alumnos es un tema que requiere atención inmediata por parte de la comunidad educativa. Los alumnos se aburren en la escuela y eso trae consecuencias en su rendimiento. Es común que se escuche echar la culpa a los mismos alumnos por su bajo rendimiento o su falta de atención. Sin embargo, nosotras elegimos plantearnos las preguntas: ¿Qué hay detrás de la desmotivación escolar? ¿Es culpa de los alumnos? ¿De los docentes? ¿Del sistema educativo en general?
Elegimos no naturalizar el hecho de que el modo en que se enseña y aprende hoy en día genera desgano; preferimos buscar una serie de causas posibles a la desmotivación. Consideramos que, si nuestra labor es educar, no podemos pasar por alto este tema que parece estar imposibilitando el aprendizaje de los estudiantes. Como educadores, nos concierne a todos la tarea enseñar.
La idea de que las personas aprenden desempeñándose por medio de la ayuda social y logran así hacer aquello que de otra forma no podrían hacer por sí solas, pone en juego el concepto de Vigotsky, el andamiaje social. El aprendizaje siempre se desarrolla en contexto sociocultural.
Entonces ¿En dónde queda el rol docente? ¿Será el incentivo al alumno parte del andamiaje necesario para el proceso de aprendizaje?
Esta cuestión involucra a todos los actores: alumnos y docentes principalmente, pero también a padres, directivos, etc. Un alumno desmotivado es una situación preocupante para todos ellos., sobretodo por las consecuencias que ésto trae.


Descripción

Los alumnos en la escuela realizan toda clase de tareas, que incluyen: prestar atención a las explicaciones del maestro, intentar comprender el contenido académico (que generalmente está por encima de lo que la atención del alumno puede captar sin esfuerzo), estudiar, resolver conflictos cognitivos y más. Todo eso requiere un enorme esfuerzo intelectual por parte del alumno.
La motivación para dicho esfuerzo intelectual es una motivación interna del alumno que genera entusiasmo y actitudes positivas; y se despierta cuando se hace visible que aquel esfuerzo vale la pena (tendrá una recompensa). Uno debe sentirse mínimamente valorado para poder percibir que el beneficio del estudio, por más de que sea a largo plazo, llevará a uno a una mejora personal.

La motivación es un proceso psicológico cognitivo, emocional, atencional y voluntario que pertenece al dominio personal del sujeto. Es decir, la motivación es intrínseca al sujeto, nace de él. Es el sujeto el que debe sentir el deseo de aprender o ejecutar algo, y eso sólo se siente cuando el objeto de trabajo intelectual es interesante por distintos motivos. Además, la motivación de logro supone el esfuerzo para dominar tareas de dificultad creciente y esta es muy importante en el nivel primario. (Ortega Ruiz, 1999)
Sin embargo, las escuelas se encuentran con estudiantes que no le hallan sentido a estudiar o a hacer las tareas, que se aburren en clase o generan conflictos. Nosotras decidimos enfrentarnos a la desmotivación escolar y comenzamos por encontrar la causa a estas situaciones: nos preguntamos “¿por qué se produce la desmotivación escolar?”

Nos encontramos con muchos factores influyentes:
  • Los alumnos no encuentran sentido práctico a las actividades escolares y por eso se aburren ante las propuestas del profesor:
Esto es muy común y tiene que ver con el carácter descontextualizado de los saberes escolares. Se aprenden contenidos aislados y les cuesta establecer relaciones entre ellos, o entre ellos y la vida fuera de la escuela. Para contrarrestar este factor se recomienda que los aprendizajes sean atractivos (que despierten el interés de los alumnos y estimulen su atención), activos (que hagan protagonistas a los alumnos) y significativos. Sobre el aprendizaje significativo, por ejemplo, una buena opción es aplicar la teoría de Ausubel (1963). El autor propone que la activación de conocimientos previos que los alumnos traen y su integración con nueva información genera nuevos conocimientos que son más fáciles de recordar, por más tiempo e incrementan la capacidad de aprender nuevos contenidos relacionados.

  • El miedo a equivocarse:
Está relacionado con la identidad de aprendizaje (Kolb) que posee el alumno, identidad que se construye en el marco de relaciones que el niño va experimentando a lo largo de su vida escolar: el feedback que los docentes dan a los alumnos contribuyen significativamente a conformar la identidad de aprendizaje. Cuando un alumno posee una identidad negativa (Kolb) o mindset fijo (Dweck) evita riesgos o fracasos, piensa negativamente sobre sí mismo, se siente amenazado por el éxito de los demás, cree que no es capaz de aprender. En este punto es esencial la confianza que el docente demuestra para con los alumnos. Esta identidad construida en la escuela por la estructura del sistema será traducida a los demás aspectos de la vida como una matriz de aprendizaje.

  • El fracaso académico:
La motivación para el estudio brota como consecuencia del éxito previo. El éxito supone un reconocimiento y valoración positiva del esfuerzo que el estudiante ha realizado, por medio de buenas notas. Por el contrario, el fracaso académico alimenta la sensación del fracaso general y el bajo autoestima. Como consecuencia, la motivación interna falla e invade el desánimo.

  • Falta de apoyo de las familias o los profesores:
Este aspecto influye en los dos puntos anteriores. Si el alumno no encuentra apoyo externo ante su fracaso académico o su falta de confianza en él mismo, difícilmente podrá sentir una motivación interna que lo impulse a mejorar. Ante la falta de apoyo externo por parte de los adultos, al alumno le cuesta ver los beneficios a largo plazo que el estudio otorga y se estanca.

  • Entorno del aula inseguro o desorganizado:
“Cuando alejamos el confort y la alegría de la clase, distanciamos a nuestros alumnos de la posibilidad de procesar información de manera efectiva y almacenarla en la memoria a largo plazo. En lugar de sentir placer por aprender, los estudiantes se ponen ansiosos, se aburren y se vuelven todos menos comprometidos.” Un aula insegura o desorganizada se caracteriza por ofrecer consignas poco claras de trabajo, presentar desafíos inadecuados a los estudiantes, la falta de confianza del docente hacia sus alumnos, etc. En cambio, favorecer un clima emocional positivo en el aula promueve la motivación y garantiza un aprendizaje permanente. Para favorecer un clima positivo en la clase se recomienda: dar lugar al diálogo, mantener el respeto por las diferentes opiniones que puedan surgir, tener empatía por la etapa evolutiva en la que se encuentran los alumnos, brindar consignas claras, etc.  

  • Otros:
La desmotivación docente, el bullying/ conflictos interpersonales.

Conclusión y Propuestas

Nos ha quedado claro que la desmotivación escolar es un hecho real que sucede en cada aula de cada escuela. También hemos llegado a la conclusión de que los alumnos no son los únicos responsables de su propia desmotivación, sino que también influyen los compañeros, los docentes, las familias y la sociedad. Si bien no hay un culpable, todos son responsables. Elegimos adoptar una postura más bien post-estructuralista para pensar el problema. Es decir, abandonamos el típico pensamiento explicativo causal: “si A, entonces B”. Más bien, quisimos pensar al hecho de la desmotivación en la escuela como la consecuencia de una serie de razones que llevan a que hoy en día los niños se aburran en la escuela. Como dijimos antes:  no naturalizamos el hecho de que el modo en que se enseña y aprende hoy genera desgano. Podemos pensar a la desmotivación escolar como algo que se fue construyendo históricamente y, sobre todo que se construye a partir del discurso que se imparte.
No podemos desvalorizar el tiempo que los alumnos pasan en la escuela porque es valioso. A veces priorizamos el curriculum porque no tenemos presente que en el centro hay una persona humana. Debemos trabajar nosotros para ellos (y no al revés). Aprender no significa adaptarse, por lo tanto enseñar no es imponer autoridad.
Fenstermacher sostiene que la relación que se establece entre la enseñanza y el aprendizaje es de dependencia ontológica y no causalidad. En esta relación, el concepto de enseñanza depende del concepto de aprendizaje, pues sin el concepto de aprendizaje no existiría el de enseñanza. Si no hubiera alguien que aprende, ¿de qué serviría desarrollar actividades de enseñanza? Sin embargo, no se trata de una relación causal, necesaria: de una enseñanza no se sigue siempre un determinado aprendizaje. La suposición de que existe la “enseñanza-aprendizaje” como un proceso continuo y necesario se deriva del hecho empírico de que, generalmente, las actividades de enseñanza van seguidas por el aprendizaje de los alumnos. (Gvirtz y Palamidessi, 1998:134)

Entonces… ¿qué podemos hacer para contrarrestar esta problemática? Concientizar siempre es el primer paso, estar atentos a la serie de causas que pudieran estar generando desgano en un alumno. Y el siguiente es buscar la manera de evitar que la desmotivación continúe, y a la vez buscar formas de motivar a los alumnos. Creemos en una idea de poder que está en todos lados y, siguiendo lo que plantea Foucault, un poder que puede ser represivo, pero también productivo. Por eso, los invitamos a que se animen a utilizar el poder que tienen como docentes de manera productiva. Como señalamos anteriormente, la actitud docente es uno de los tantos factores que afectan a la motivación escolar: el discurso que impartimos en cada una de nuestras clases modela la conducta que nuestros alumnos van a adoptar a enfrentarse con las situaciones de aprendizaje. Es importante tener presente esto, para saber para dónde encauzar a nuestros alumnos, mediante el discurso diario que les impartimos.
Como docentes, remarcamos la importancia de estar capacitados para trabajar con chicos desmotivados, y además reconocer que podemos dar un primer paso desde el modo en que gestionamos nuestras propias clases. Hemos visto que aspectos más bien sencillos pueden hacer la diferencia (como el clima de aula, la actitud docente frente a la tarea o la confianza depositada en los alumnos).

Es importante, como miembros de la comunidad educativa, estar atentos a cada alumno, observarlos, evaluar sus logros, sus destrezas, y el proceso. (Por ejemplo: cómo son las relaciones entre los compañeros, cómo son los tratos, quiénes son los que siempre quedan jugando solos). Identificar la desmotivación es clave para poder actuar al respecto.

A los padres, sugerimos evitar hablar de las notas/puntaje y dar más lugar al aprendizaje, cambiar estereotipos y castigos por elogiar habilidades y talentos. También sugerimos procurar el autoconocimiento, motivar con valores, destrezas y conocimientos que se adquieren, aprender del error, elogiar estrategia, esfuerzo y proceso, y dar siempre una crítica constructiva. No olviden la definición de poder que da Foucault: “toda una serie de mecanismos particulares, definibles y definidos, que parecen inducir conductas o discursos” (citado en Dussel, 2005, p. 184). Como adultos, nuestras palabras y actitudes pueden influir fuertemente en la conducta de los niños.

Cuando todos los miembros de la comunidad están dispuestos a lograrlo, confían que el aprendizaje siempre es posible y creen firmemente que todos los alumnos son capaces: la escuela MOTIVA.


Bibliografía

  • Gvirtz, S. y Palamidessi, M. (1998). El a, b, c de la tarea docente: currículum y enseñanza. Buenos Aires: Aique
  • Ortega Ruiz, R. (1999). Procesos cognitivos y aprendizaje en la escuela primaria. En: Crecer y aprender: curso de psicología del desarrollo para educadores. Madrid: Visor.

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