Profesores: Dra. Adriana Napque y Lic. María Inés Herrera
Unidad
curricular:
Sujetos de aprendizaje II
Fecha: 29/05/2018
1) Argumento de
la película: Se presentará la trama argumental del film
La película transcurre
en dos planos paralelos, en primer lugar, en el desarrollo de la vida de una
niña llamada Riley Anderson. En segundo lugar, y más importante, lo que va
ocurriendo en el interior de su mente, es decir, cómo están organizadas sus emociones y de qué
manera repercuten en su accionar cotidiano.
Estas emociones están representadas a través
de cinco personajes, estos son, Alegría , Tristeza, Temor, Desagrado y Furia.
La mente está representada por un “centro de control”, donde las emociones
trabajan conjuntamente y se almacenan los recuerdos centrales; diferentes
“islas de personalidad” las que representan aspectos fundamentales de Riley y
están relacionadas a los recuerdos centrales; el “Laberinto de Recuerdos”,
donde los recuerdos diarios se guardan, lo que representa la memoria largo
plazo; y por último el pozo de los recuerdos olvidados.
Riley era una niña alegre, que disfrutaba
mucho de su vida, y esto cambió cuando sus padres le dijeron que debían mudarse
por el trabajo del papá. Mientras tanto, en su cabeza, Alegría y Tristeza
discuten ya que la primera acusa a su compañera de tocar los recuerdos felices
de Riley transformándolos en tristes. Es así, que tiran los recuerdos centrales.
En el intento de salvarlos, son enviadas a la memoria largo plazo. Esto es lo
que desencadena el desorden emocional en la niña ya que solamente quedan a
cargo de las reacciones de Riley Temor, Desagrado y Furia.
Tristeza y Alegría, luego de realizar un
camino largo y difícil por la memoria a largo plazo, logran volver al centro de
control con la ayuda del olvidado amigo imaginario de Riley, Bing Bong.
Finalmente descubren que Tristeza no es del todo negativa, porque tiene la
capacidad de lograr cosas diferentes en el humano. Las emociones se dan cuenta
que deben trabajar conjuntamente para encontrar el balance entre ellas, se
necesita un trabajo paralelo entre los polos opuestos; es así cuando los
recuerdo de Riley pasan a ser bicolores, porque la emociones logran controlar
su vida juntas.
2)
Desarrollo: Se intentará mostrar
discursivamente cómo se ha ido
comprendiendo e interpretando la película de acuerdo con el marco teórico
estudiado en la unidad temática 2.
Algunas preguntas
disparadoras del análisis:
-Mencionen las distintas emociones que se presentan y
explica qué cuestiones de la vida de Riley las despierta.
-Seleccionen escenas de la película donde se refleje la
regulación emocional.
-¿Por qué creen que podría ser difícil para Riley la mudanza
a esa edad? ¿Cuáles son las preocupaciones de Riley?
La película Intensamente se caracteriza por mostrar
simultáneamente, cómo se va desarrollando la vida externa e interna de Riley,
una niña de 11 años. De este modo, podemos ver a lo largo de la misma, cómo se
relaciona el orden interpsicológico o social, con el orden intrapsicológico o
individual de una persona. Pero, en esta interacción, no solo entra en juego su
historia y su entorno, sino también, en el caso de la protagonista, la
adolescencia como etapa evolutiva que está atravesando o por atravesar.
Para comenzar, podemos destacar que la película pone en
evidencia el paradigma de la complejidad de la persona. Es decir, que en
nuestra conformación y desarrollo, entran en interacción las emociones, los
sentimientos, la propia historia y la memoria. La mente de Riley se va
estructurando a partir de lo vivenciado, por cómo va almacenando sus recuerdos
y la importancia de los mismos de acuerdo a su estado de ánimo, los ejemplos de
estímulos que despiertan sus distintos sentimientos y por cómo decide actuar en
consecuencia. Estos están en constante diálogo en el transcurso de la vida de
la protagonista, es decir, no son factores independiente, por lo contrario,
están íntimamente relacionados entre sí.
A pesar del entrelazamiento de dichos factores, es posible
distinguir los tres planos en los que se despliega el desarrollo de la niña.
Éstos son, el plano intrasubjetivo, entendido como la mente de Riley, en la que
va desarrollando su libertad, la memoria, las emociones y la regulación de las
mismas; el plano intersubjetivo, que hace alusión al vínculo con otros, es
decir, su relación con sus padres, con su mejor amiga y con su equipo de
hockey; y el plano transubjetivo, aquel que pone de manifiesto que todo
individuo está atravesado por las características de una cultura que incide
sobre sí mismo.
En relación al plano intrasubjetivo, el film muestra de qué
manera las emociones determinan la percepción del mundo,
los recuerdos del pasado y las decisiones que tomamos, permitiendo (o
no) la adaptación a las distintas situaciones. Podemos notarlo en la pantalla y
la mesa de comando que tienen las emociones, a través de la cual observan el
mundo exterior y van manejando las reacciones de Riley ante diferentes sucesos.
Es así que la percepción y tipo de respuesta de los estímulos externos depende
de la emoción que haya tomado el control, brindando su connotación tanto a los
sentimientos y comportamiento de la protagonista, como al nuevo recuerdo
creado. Además, dichas emociones tienen el poder de traer al pensamiento de la
niña, recuerdos del pasado. La primer emoción en aparecer es Alegría; que surge
como consecuencia de aquellas cuestiones de la vida de Riley que le gustan, que
quiere, que la beneficia o favorece. Entre ellas, podemos nombrar el momento en
que, recién nacida, la niña percibe el cariño de sus padres en las primeras
palabras que le dirigen. Esta emoción manifiesta diversión, euforia, sensación
de bienestar y de seguridad. Al principio es la que dirige al resto y controla
en mayor medida la percepción de la protagonista y su comportamiento. Aunque en
el transcurso de la película, se irá dando cuenta que necesita de las otras
emociones para lograr una actitud aceptable en la niña. La segunda emoción que
se despierta es Tristeza; tan sólo unos segundos después del nacimiento de la
niña, cuando empieza a llorar. Toma posición en Riley, cuando por ejemplo se le
rompe un peluche, se le cae el helado al piso, o la llevan a donde no quiere.
Manifiesta pena, soledad y pesimismo. Generalmente indica un estado de ánimo
negativo. Luego, aparece Temor. Es la emoción encargada de mantener a la niña a
salvo de posibles amenazas, como en el momento en el que Riley, siendo aún una
infante, corre por su casa y se encuentra con un cable enchufado que le estorba
el camino. También, actúa en las pesadillas de la niña, despertándola en modo
de defensa. Desagrado es otra de las emociones que se presenta. Ella manifiesta
disgusto y rechazo; y defiende así a la persona de lo que le molesta o agrede.
Actúa, por ejemplo, ante el acercamiento de brócoli a la boca de Riley, al
percibirlo con una apariencia poco tentadora; como en la primera impresión que
tiene al llegar a su casa nueva; y en relación a cuestiones sociales. La quinta
y última emoción presente en la niña es Furia. Despertada, por ejemplo, en
ocasiones en que le exigen o prohíben algo que no quiere, manifiesta rabia,
enfado, resentimiento o ira. Éste es el caso del momento en que su padre le
prohíbe comer postre si no comió toda la comida, o su reacción durante una cena
familiar en su nuevo hogar. Así, Furia brinda agresividad y fuerza momentánea
desmedida que permite salir de muchas situaciones embarazosas y/o destruir el
objeto causante (Pallarés, 2010).
Por otro lado, en cuanto al plano intersubjetivo de
desarrollo, la película refleja con claridad cómo el vínculo con los otros
permite un desarrollo y estructuración del plano intrasubjetivo de la niña.
Pues, son las experiencias sociales aquellas que van estructurando su
personalidad; o como explica Alegría, “lo que hace que Riley sea Riley”. Ambos
planos, interactúan entre sí constantemente. Esto se lo puede ver, cuando al
inicio del film, se van constituyendo las distintas “islas de personalidad”,
potenciadas por los recuerdos centrales de la vida de la protagonista. De este
modo, se explica que las vivencias más importantes de la niña, dan lugar a una
característica de su personalidad. Por ejemplo, la experiencia y el recuerdo de
cuando anotó su primer gol en Hockey y festeja con sus padres, genera la “isla
de hockey”. También posee una isla de bromas, otra de la amistad, de la
honestidad y de la familia.
De esta forma, Riley crece como una niña alegre y feliz.
Pues, Alegría es la emoción que controla mayormente sus reacciones y su
percepción del mundo. Pero las cosas comienzan a desestabilizarse, cuando su
entorno familiar y conocido se modifica. Riley, habiendo vivido desde pequeña
en un pueblo llamado Minnesota, se muda a la gran ciudad de San Francisco,
donde debe adaptarse a una nueva casa, una nueva escuela y a un nuevo equipo de
hockey. Aquí, podemos percibir cómo afecta el plano transubjetivo del
desarrollo en el orden individual y social del desarrollo de la protagonista.
La mudanza, y todo lo que ello implica, se le presenta como una dificultad que
la obligará a reestructurar su mente y su personalidad. Ya dejaría de ser la
niña alegre y buena, para convertirse en una adolescente que no entiende bien
lo que le sucede, y que le cuesta poder expresarse adecuadamente con su
entorno.
En un primer momento, tras la llegada a la nueva casa, se
visualiza una mezcla de emociones en el interior de Riley. Todas ellas pelean
por tomar el control, sin embargo, la alegría busca prevalecer logrando que la
niña vea su nueva situación desde una perspectiva agradable y divertida. Así,
tienen lugar dos momentos en los que se refleja la regulación emocional de la
niña. Esta se define como la destreza de las personas y el proceso deliberado que
requiere esfuerzo para atender y percibir los sentimientos de forma apropiada y
precisa, la capacidad para asimilarlos y comprenderlos de manera adecuada y la
destreza para regular y modificar nuestro estado de ánimo o el de los demás de
manera voluntaria. [1]El
primero, ocurre cuando. siendo capaz de reconocer los sentimientos de estrés de
sus padres (por la tardanza del camión de mudanza), Riley actúa en consecuencia
para modificar su expresión y el impacto sobre su comportamiento. Con su palo
de hockey y un papel abollado, desafía a sus padres a jugar en el living vacío
de la vivienda para que olviden su enojo y nerviosismo. El segundo, se da unos
minutos después cuando ante la pronta e inesperada partida de su padre a la
oficina, Riley, percibiendo su tristeza y enojo, los deja de lado y le propone
a su mamá ir a comer pizza. Las emociones de Riley se logran balancear para
poder adaptarse de una manera adecuada a situaciones nuevas, logra resolver
problemas que se le presentan causándole un conflicto interior.
Sin embargo, algo ocurre con Tristeza. Las demás emociones
hacen un gran esfuerzo por reprimirla; pero ella no puede contenerse, ni
controlarse: toca los recuerdos alegres de Riley tiñéndose con una connotación
de añoranza, de pena. De hecho, en este momento de la vida de la niña, se
transforma un recuerdo central alegre, en uno triste. Sorprendida, Alegría
intenta deshacerse de dicho recuerdo a pesar de la resistencia de Tristeza. Así
comienza el conflicto mayor entre las emociones: no se ponen de acuerdo, y en
consecuencia, todos los recuerdos centrales terminan siendo enviados al
“Laberinto de Recuerdos” junto con Alegría y Tristeza.
En el camino de vuelta al cuartel central, Alegría intenta
preservar los recuerdos centrales por sobre todo, incluso sobre la misma
Tristeza. Ella quiere que Riley sea feliz por sobre todas las cosas. Pero en el
trayecto, se da cuenta de lo importante que es la función de Tristeza, y de las
demás emociones. Comienza a entenderlo en el momento en que Tristeza acompaña y
consuela a Bing-Bong, dándole su espacio para expresarse y entender lo que
siente, y así poder seguir camino. Luego, lo comprende cuando ve que previo al
recuerdo alegre de Riley del festejo con su familia y su equipo de hockey, ésta
se sentía triste. Ese sentimiento fue el que dió lugar al acercamiento de sus
seres queridos y al disfrute y la alegría posterior. En estos casos, la
tristeza dota de valor y conduce al sentimiento posterior de bienestar. La
tristeza es necesaria para poder sentir, y ver qué es lo que me sucede. Esta
puede durar más o menos, pero nunca se la debe dejar de lado.
Mientras tanto, en el cuartel central quedan al mando Furia,
Temor y Desagrado, quienes van a intentar controlar a Riley como lo hacía
Alegría, pero ninguno lo va a lograr: cada emoción tiene su papel en el
funcionamiento de la persona, y ninguna puede ocupar el lugar de la otra, sino
que deben coexistir todas juntas y evitar que ocurra un desregulamiento
emocional, que es lo que ocurre cuando Tristeza y Alegría se pierden en la
mente de la niña. Esta crisis emocional suele aparecer en el período de la
adolescencia, un proceso de reestructuración, consolidación y especialización
de las instancias psíquicas. En Riley, estas cuestiones pueden entenderse como
los primeros síntomas de la próxima entrada a la adolescencia; ya que la
presencia del “botón de pubertad” en la nueva mesa de control, nos lleva a
deducir que aún no es una adolescente propiamente dicha. Ante situaciones
nuevas, los adolescentes no saben cómo actuar, no saben cómo defenderse, porque
tienen dificultad para expresar lo que les pasa. Las emociones se descontrolan,
buscan dominarse entre ellas, causando una “explosión” en el interior de la
persona, lo que no le permite adaptarse a este nuevo evento de una manera
socialmente aceptada, se da lugar a una desregulación comportamental. Las
consecuencias de esta lucha emocional, se las puede distinguir en las escenas
donde las islas de la personalidad se van destruyendo, porque la emociones no
logran balancearse, y se perjudican unas a las otras, perjudicando a la
persona. Entran en juego procesamientos simultáneos, emociones contra la razón:
diferenciar qué es lo que me pasa, contra que es lo que quiero o necesito.
Debido a todo esto, es que le cuesta tanto la mudanza a Riley. Ya el hecho de
estar entrando en la adolescencia, con todos sus cambios físicos y emocionales,
no es sencillo para una persona. Lo es aún menos, si el cambio también se da
respecto al mundo externo conocido, como el lugar donde se habita y las
relaciones sociales. Pues, no podemos dejar de tener en cuenta que para un
adolescente el grupo de pares toma un lugar primordial. Se vuelve el objeto
significativo, es decir, aquél del cual se espera un juicio (ser o no ser
valorado), y la respuesta a la búsqueda de la identidad (Teicher, 2003). De
hecho, en el film se ve claramente la preocupación de la protagonista sobre los
ámbitos sociales como la escuela y entrar en un nuevo equipo de hockey.
Ya llegando al final de la película, en este transcurso de
la adolescencia de Riley, podemos ver que, luego de que se reorganizan las
emociones, se reestructuran sus islas de la personalidad. Ya no son solamente
cuatro, sino que empieza a tener más gustos y hechos importantes. A su vez, se
resignifican las memorias: ya no predomina una sola emoción, sino que cada
recuerdo de Riley está atravesado por varias, y el trabajo conjunto de ellas,
su forma de adaptarse a la realidad de la misma, es lo que crea el recuerdo
global. Es esperable en los adolescentes que algo les resulte molesto, o
desagradable porque no lo conocen, pero con el transcurrir de los días eso se
vuelve algo lindo. Lo cual, puede ejemplificarse con la escena del partido de
hockey, cuando antes del festejo emotivo y feliz, se la va a Riley triste y
angustiada. Muchas veces los adolescentes no pueden expresar realmente lo que
les pasa y proyectan eso que les molesta en otra cosa, momento o persona. A
medida que van creciendo, logran regular sus emociones y encuentran más
fácilmente la mejor manera de adaptarse y adecuarse a su realidad, es decir,
logran una buena regulación comportamental.
3) Conclusión:
Este es el momento de la síntesis. Se pueden incluir aquí las consideraciones y
opiniones suscitadas a lo largo del trabajo.
Con este análisis pudimos comprobar
cómo el mecanismo de emoción actúa de brújula para la orientación en diversas
situaciones y nos permite adaptarnos a los cambios porque tienen de finalidad
valorar el estado que la produce e intentar superarlos. Creemos que este
concepto es muy importante a la hora de enseñar, porque debemos comprender a
los niños como sujetos que sienten y que sus acciones están guiadas por estas
emociones. Lo que debemos hacer como docentes es enseñarles a actuar y a
controlar las expresiones de las mismas, porque la autodeterminación es un
factor esencial de la persona humana.
Otro aspecto que pudimos aprender, fue
que debemos respetar y valorar nuestras emociones, incluida la tristeza. Esto
nos permite ser más congruentes con nosotros mismos y tener una personalidad
más equilibrada. Pensamos que no solo debemos aplicar esto con nosotros, sino
también con los demás, especialmente con nuestros futuros alumnos: no privarlos
de sentir, ninguna emoción debe ser reprimida. Debemos ayudar a que ellos las
acepten, las reconozcan, tengan registro acerca de ellas, las analizen y vean
cómo actuar con ellas. Debemos buscar una manera de ayudar a que ellos logren
expresarlas de una manera socialmente aceptada.
Como conclusión, retomamos la frase
de Palladas: “el mundo es una obra de teatro: cada uno ha de aprender a
interpretar su papel”. Coincidimos con él, porque tenemos la certeza de que
cada persona es única y que como docentes debemos siempre procurar que nuestros
alumnos aprendan a descubrir e interpretar su propio “papel”.
4) Bibliografía
consultada
●
Powerpoint de la cátedra Sujetos de
Aprendizaje II, UT2: Presentación
Emociones y sentimientos.
●
Powerpoint de la cátedra Sujetos de
Aprendizaje II, UT2: Inteligencia
emocional, regulación emocional.
●
Powerpoint de la cátedra Sujetos de Aprendizaje
II, UT2: Adolescencia- Conceptos Básicos.
●
Griffa, M. C. y Moreno, E. (2014). Claves para una Psicología del desarrollo.
Buenos Aires: Lugar. Volumen II, Pág. 7 a 52.
●
Pallarés, M. (2010). Emociones y sentimientos. Marge Books.
Pág. 32 a 36. .
●
Teicher, M. (2003). La aventura adolescente. Buenos Aires –
México: Lumen.Cap.5.
[1] Mayer,
Caruso & Salovey, 2000; Cabello, Fernández-Berrocal, Ruiz & Extremera,
2006; Eisenberg & Spinrad, 2004; Kooler, 2009, Ribero-Marulanda &
Vargas Gutiérrez, 2013, pp. 498.
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